OPINIÓN: "SE ELIGE FUTURO: ENTRE LA ESPERANZA, LA EMERGENCIA Y LOS EMERGENTES"
Jose Carlos Martín Puig
JOSE CARLOS MARTIN PUIG, Sociólogo, Formador y Experto Universitario en Politicas Sociales y Comunicación pública. |
PORQUE TELDE SE LA JUEGA
Jose Carlos Martín Puig
El próximo 24 de Mayo los teldenses están llamados a las urnas para elegir a los concejales/as que decidirán el futuro de la ciudad desde su gobierno y oposición durante los próximos cuatros años.
Entre las personas a elegir no estarán ni Mariano Rajoy ni Pedro Sánchez, ni Pablo Iglesias ni Albert Rivera, porque esas serán otras elecciones, otra decisión bien distinta, otras las políticas en juego.
Cuando esa misma noche se haga el recuento de los votos teldenses, el único castigo o victoria real será la suya, porque lo que elija en esa papeleta sólo habrá servido para decidir quién gobierna en nuestra ciudad.
Una ciudad, Telde, que un día fue grande, pero que ha ido perdiendo peso específico y reputación en la isla, a la vez que ganando sólo titulares negativos en la prensa; una ciudad que entre muchos ayudaron a hundir y otros tantos deben recuperar porque tiene unas condiciones magníficas para ser un lugar privilegiado donde vivir, trabajar, invertir y ganar la felicidad colectiva.
El pasado de la ciudad y la interpretación de cuanto de luces y sombras se han dado en él podrá estar sujeto a filias y fobias, a hechos o a promesas incumplidas, a vítores o vergüenzas según el prisma con que se mida, pero coincidiremos seguro en la idea de que lo único que realmente está por escribir es su futuro. Que esta nueva página sea en limpio, a borrador o sobre los mismos tachones, sí que dependerá de cada uno de los votos que se sumen en esas elecciones.
Y en ese sentido, habrá sumas que, aunque sus protagonistas digan que no se volverán a dar, si se dieran, sólo servirán para hacer más profunda la huella de deterioro económico, social, cultural e institucional que atenaza al municipio desde que durante los períodos 2003-2007 (PP-CIUCA) y 2011-2015 (PP-CIUCA-CC) asumieron, hasta con tránsfugas, tareas de gobierno.
Ahí están como prueba, la brutal subida de impuestos, el cierre de casi todas las iniciativas y escuelas que de todo tipo de ámbitos y disciplinas siempre fueron orgullosa bandera para Telde, el deterioro evidente de los equipamientos y servicios más básicos al ciudadano, el acorralamiento y abandono al que han sometido a los asociaciones de vecinos y comisiones de fiestas y así un largo etcétera por todos conocido.
Salir de la emergencia para que gane la esperanza y la cordura
La situación socioeconómica e institucional del municipio es de emergencia, porque de emergencia social es su tasa de paro, pobreza e índice de desarrollo humano; de emergencia económica cabe calificar también el estado de su tejido productivo y las arcas públicas que sostienen su estructura y servicios.
Pero sí cabe la emergencia que más señales está dando de alarma y que hay que atajar, es aquella que apunta a la perdida a raudales de autoestima colectiva y la anomía social que invade a personas y colectivos de todas las edades, ámbitos y sectores y que puede condenar al municipio a ser definitivamente desplazado a una categoría muy inferior a la que merece.Ante esa emergencia y la necesidad de darle un valor real a nuestro voto, cabe reflexionar sobre los criterios que mejor pueden orientar la decisión de salir de ella o profundizar más aún en la situación. Y ante eso la utilidad del voto se hace más trascendente que nunca.
¿Debemos optar por la novedad, dejarnos llevar por el miedo, cobijarnos en lo seguro o decidirnos por la capacidad, seriedad y mayor probabilidad de acierto, rigor y efectividad?; ¿De verdad todos son iguales?; ¿De verdad que unas candidaturas confeccionadas a prisa y corriendo, con retales de seda pero también de mantel, sin casi estructura de partido detrás, con liderazgos cogidos con trabas, pueden ser cimiento de la estabilidad, solvencia y capacidad que en estos momentos necesita el municipio y su ayuntamiento?; ¿No nos estaremos arriesgando con tanta atomización de partidos a ver incrementado, en poco tiempo, el número de tránsfugas que ya sufrimos durante este mandado, por actitudes que nada tendrán que ver con siglas, ideales o sentido de la responsabilidad?
Al frente de una gran ciudad tiene que haber un liderazgo cabal, un equipo capaz y un programa de actuaciones concebido de forma meditada, responsable y con altura de miras. Aquí no valen las ocurrencias ni las extravagancias paridas al aire, que quedan bien en una foto, un video o una web 2.0, pero que cuando tocan tierra sólo degeneran en frustraciones colectivas, más indignación ciudadana y gasto de dineros públicos que ni están ni se les espera. No se trata de si se puede o quiere solamente, se trata de si se sabe, porque la fe no es la que mueve montañas sino las capacidades, fuerzas y energía reales que hay tras esa actitud.
Lo que Telde necesita ahora
Telde necesita una alcaldía que lidere de verdad un gobierno bien cimentado, estable y con apoyos sólidos suficientes; necesita una referente libre de mancha pero también de dudas, con valores y principios asentados y no de quita y pon. Se acabaron los tiempos de mucho dinero, pero también de gestores de cartón piedra que despojan al ciudadano de lo esencial y lo sobrecargan de impuestos, porque es más cómodo para sus apoltronadas sentaderas. Necesitamos representantes públicos que tengan la valentía de eliminar unos carnavales si con esos fondos se puede ampliar el número de vales de comida. Gobernantes que vayan a Madrid, a Bruselas o más allá de Corea si hace falta, pero no para la pose y la foto sino para conseguir financiación y apoyos reales para salir de la precaria situación que antes describía y creo todos somos más que conscientes. Necesitamos personas integras, con vocación real de servicio público y no aquellas otras que buscan un trabajo y dineros que creen más fáciles de ganar con la política. Necesitamos representantes del bien común que no crean que quienes les van a pagar su sueldo sólo son importantes un día y por su voto, sino todos los días, en toda circunstancia y no por criterios clientelistas.
El próximo 24 de Mayo en la urna donde deposite su voto para el Ayuntamiento, lo que en verdad sí estará en su mano con esa papeleta, es decidir si quiere vivir en una ciudad de primera o de tercera; una ciudad que recupere su reputación o termine de perderla, que tenga un gobierno estable y serio o por el contrario secuestrado por los caprichos, prontos o incapacidades de algunos de los ya conocidos y, me temo, que otros por conocer.
Y a todas estas los “nuevos”, “los emergentes”, no parecen ser tampoco garantía más que de eso, de novedad, pero que se sepa con la sola indignación y el cabreo no se solucionan los problemas, con el solo hecho de creerse “casto” no se acaba con los problemas creados por la casta. Tras unas siglas bautizadas al socaire de unas encuestas favorables, por muy apellido de vocación de ciudadanos que lleven, puede esconderse algo mejor, pero también algo mucho peor.
El corazón y la razón deben ir de la mano. Gobernar sólo con el primero no es posible y ya hemos visto que hacerlo sin él, como lo ha hecho el PP, tampoco. Necesitamos un gobierno que concilie razón y corazón, que esté para servir no para ser servido, que trabaje por el bien común y no más para hacerse el bien y de bienes así mismos.
Me pronuncio por si eso ayudara a alguien a decidirse.
En consideración a todo lo dicho, haciéndolo desde mi modesto entender y atendiendo a mi inquietud por devolverle a una ciudad que me dio acogida durante seis años y por tanto forma también parte de mi vida, quisiera hacer manifiesto, desde el respeto a las otras opciones, mi total y absoluto convencimiento de que Carmen Hernández Jorge es la persona que mejor encarna, por perfil, equipo y programa de actuaciones propuesto, las más sólidas garantías para liderar el gobierno que permita a esta ciudad ganar un futuro mejor, recuperar la reputación perdida y hacernos volver a sentir orgullosos/as de ser teldenses.
Sociólogo, Formador y Experto Universitario en Politicas Sociales y Comunicación pública.
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